viernes, 20 de septiembre de 2013

Salud para el rey; Viva la República


Viva el rey, y Viva la III República Española:

Acabo de ver al jefe de la Casa Real en la rueda de prensa que se ha dado en la Zarzuela, anunciando la grave situación médica que mantendrá al rey, Jefe del Estado español, en movilidad restringida durante varias semanas al menos. Mucha suerte le deseo al rey en ese proceso, que dada su edad supongo que adquiere el carácter de grave. 
Se le ha preguntado sobre la abdicación y la ha descartado.

Yo me atrevo a opinar, como español que conoce su historia y a partir de inferencias que cabe hacer, que NO va a abdicar por que eso no concordaría con su carácter y, como ha dicho Spottorno, es una decisión personalísima, como se ha subrayado, que no se contempla. La opción de inhabilitarse, también factible, creo que tampoco la tomará ni será (ni debiera ser en mi opinión) forzado a ello, por las mismas razones personales.
De modo que se abre un período de cierta inquietud social, en la medida en que la figura del Jefe del Estado, en España, está cargada con esos componentes personales. Esta es OTRA de las razones por las que mi posición sobre la forma "natural" que un Estado debe tener es la republicana, como siempre he defendido. En una República, su máxima figura no tiene esas imbricaciones y la relación persona-cargo es estrictamente funcional y reglada, sin consideraciones personales que afecten al buen funcionamiento del Estado, como ente de razón que es.

Este impasse que provocará la enfermedad debe servir para que se reflexione serenamente y para que los cambios de Jefe de Estado no sean necesariamente algo traumático en nuestra vida política, sino que respondan a lo único que le da sentido a un sistema político, que no es otra cosa que la voluntad popular libremente expresada, sin fantasmagorías ni derechos divinos o superiores que valgan por encima de la radical igualdad de los ciudadanos. De modo que mucha suerte al rey, pero consideremos la república, cabria decir hoy.

El momento sin duda no es propicio, y si como decía Ignacio de Loyola, "en tiempos de tribulación, no hacer mudanza", pero ¿Puede alguien decirme en los tiempos que corren, cuándo no hay tribulación para el Estado? ¿Tendrá que aplazarse sine die la implantación definitiva de un sistema plenamente democrático y sin arbitrariedad personal alguna ante el argumento de unas "excepcionalidades" que siempre podrá argüir alguien? Siempre habrá urgencias cuando un tema así se plantee, y por ello debe resolverse de una vez por todas esa cuestión: El Estado ha de ser democrático y sometido a normas racionales en toda su estructura. Como cualquiera de los Estados de nuestro entorno y de nuestro tiempo.  
 
De todo corazón le deseo una pronta recuperación a un hombre que a mi juicio ha entregado su vida en el servicio a España, por más que haya otras personas que no opinen así. Pero su recuperación tampoco daría, naturalmente, la solución para un problema como el que tenemos: recuperar la plena identidad democrática de los españoles, que hoy aparece velada por demasiados compromisos, no siempre y todos legítimos, con un pasado que no hemos asimilado plenamente todavía.
Una regencia por parte de la reina o de Felipe podría servir de transición hacia un modelo definitivo, pero esas hipótesis son altamente especulativas, en la medida que no se sabe lo que piense la persona que sin duda y como ya he dicho en otras ocasiones, acaso sea el único español que ha recibido la formación "específica" para ser Jefe de Estado...
Soy uno de los que piensan que tenemos un rey excepcional (todo depende de con quien se le compare, y para mí, lo ha sido) y lo respeto absolutamente, pero la excepcionalidad no es buena para los pueblos bien organizados.
Así que, Viva el rey todo lo que pueda, pero Viva la III República.

Andrés Holgado Maestre
http://extremenian.blogspot.com

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