miércoles, 23 de enero de 2013

Una piedra desde la que construir: Manifiesto por Extremadura en el mundo.



Manifiesto: Extremadura en el mundo


Un ave en peligro de extincion...
Yo sé bien que hoy es acaso el peor día para hacer público este manifiesto, que está escrito hace semanas y concebido hace años, pero a lo mejor me da igual que puedan confundirlo con otras declaraciones que hoy se den, porque nada tiene de insolidaria esta propuesta como pienso que tienen esas otras. Yo voy a hablar de un germen: de el germen de una regeneración necesaria... Hay que regenerar Extremadura, como parte de una regeneración que necesita España. Hispaniarum Rex, se decía antes; Hispaniarum Regeneratio debe decirse ahora.

 
Extremadura requiere un partido propio que aglutine las voluntades de todos los que quieren que esta tierra y sus gentes no se vean postergadas y ninguneadas de forma permanente, como viene siendo durante siglos. La insuficiencia de los partidos nacionales españoles para defender nuestros intereses es palmaria (la defensa que esos partidos hagan de los intereses generales de los españoles también podría discutirse, pero no es aquí el sitio ni el momento...) de modo que si queremos parar la decadencia galopante que sufrimos, camuflada con mejoras tecnológicas más aparentes que reales y que nos afectan por mera ósmosis y no por voluntad deliberada de los agentes políticos, que viven y medran mirando solamente las complacencias de los aparatos de “poder” estatales, debemos hacer algo en este sentido.

No hay generación de ideas propias y Extremadura se dirige hacia la desertización. La demografía extremeña, que se recupero en número en los años después de los del “hambre”, de la posguerra europea y tras firmarse los acuerdos con Estados Unidos y entrar en los planes de estabilización, llegando a alcanzarse 1.600.000 personas, sufrió la mayor caída de su historia en los sesenta para nutrir el “desarrollo” español y europeo de la época. La democracia y la autonomía (relativas) de los 80 y hasta hoy no han conseguido romper esa atonía y ese envejecimiento poblacional que augura un futuro más que incierto.

La llamada “crisis” del 2008 y sus secuelas de carroñeo del Estado por parte de sus detentadores no ha hecho otra cosa que ensombrecer más aún las posibilidades de supervivencia de la mayor parte de nuestra población, sin recursos y sin energías para defender los logros de las décadas de democracia y de convergencia relativa con Europa. Estamos en peligro de desaparecer, incluso como entidad política significativa, tal es la presión de los “reformadores” centralistas. 

Extremadura muere. Y por eso debe concebirse y pelearse por una nación extremeña: lo que no es otra cosa que decir una nación hispana. Extremadura somos la base generatriz de la cultura hispana en América que nos hace filiales con TODA la América, del norte del centro y del sur, que aquí tiene sus orígenes. Ese papel debe ser reivindicado para que sea reconocido por todos.

Que nos recuperen y que nos reencontremos, por el futuro de todos, porque podemos ser aplastados de no hacerlo por el poderío de otros colectivos culturales. Esa batalla cultural por lo hispano puede y debe desarrollarse en el mundo, con Extremadura y su historia como elemento central y con nuestro territorio y nuestras instituciones como ámbito central y preferente para todas las actividades que se generen en materia cultural, académica o artística.

Más allá de reivindicaciones absurdas sobre hazañas militares, es en los pueblos y en la cultura común en la que se incardinaría esa regeneración de Hispania y de lo hispano desde el foco radiante que mantuvo sus elementos esenciales desde antes de Roma y pese a siglos de dominación de culturas que no pudieron con la nuestra, primero, y que expandió esa cultura, floreciendo en mil patrias por el mundo, después. Esa Extremadura de pensamiento austero y potente es la que aquí se defiende.

Viva Extremadura, una.

(Ahora, a ver cuantos cantazos recibe esta propuesta. El cainismo extremeño es proverbial, de modo que, suelto el mal, que siga su obra.)

Andrés Holgado Maestre, extremeño.


Piedras en los radios de la rueda de la cultura

Poner piedras en las ruedas de un carro, que además es casi el único vehículo que puede sacar esta ciudad en la que vivo de un barrizal de inepcia galopante, parece ser el deporte más extendido. Escribí esto hace unas semanas y lo traigo de nuevo, porque los peligros para el Conservatorio de la ciudad persisten. Vamos allá:
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La Música, ese prodigio…
Andres Holgado Maestrepor Andrés  Holgado Maestre, Sociólogo
Hace una semana tuve la fortuna de asistir al estreno de una obra denominada “Pax” dentro de un concierto de Navidad absolutamente extraordinario que nos ofreció, al pueblo emeritense, el Museo Nacional de Arte Romano y la Fundación de Estudios Romanos. La asociación Amigos del Museo, el Ayuntamiento y la Fundación Caja Extremadura colaboraron en el evento, que protagonizaron, en forma magistral ALIA MUNDI (una asociación de diversos músicos de Alburquerque, dirigidos por David Alvarez y el coro ARTE VOCAL, de Villanueva de la Serena, excelente agrupación que ha recibido ya en 2009 el máximo galardón que pueda tener una coral en España, dirigida por Manuel Guisado Rodrigo.
El Concierto constaba de dos partes bien diferenciadas, en la que la primera ya mencionada, PAX, con un impresionante montaje de imágenes de las guerras que asolaron España y Europa en el siglo pasado, constituye una llamada a la paz que nunca debiera de dejar de ser el horizonte vital en el que estemos.
La fuerza de la música y la brillante interpretación del coro, con un solista excelso en un “Benedictus” inolvidable, hizo enmudecer de emoción al público que lleno la sala principal del Museo.
La segunda parte, propiamente navideña en el sentido más alegre que suele dársele a estas fiestas, (por más que el profundo sentido de llamada a la paz es el que debiera primarse, tal como se hizo con la primera parte) y tanto la pequeña pero muy bien conjuntada orquesta como el coro lucieron sus habilidades con villancicos de distintas procedencias, desde la Africa interior al Canadá de Cohen. Un concierto inolvidable que acabó con público y coro entonando (después de una versión muy lograda por parte del propio coro) la primera frase del Adeste Fideles…
Fue una noche preciosa, en la que músicos extremeños de distintas localidades pero a los que les une una sensibilidad musical y una ilusión y un trabajo que se hizo notar en cada pieza, volvieron a demostrar el gran nivel que podemos alcanzar cuando nos lo proponemos. Enhorabuena y gracias a todos ellos.
Hace unos días también escuché en la radio que el Conservatorio de Almendralejo ha recibido el tercer premio a la calidad educativa en un certamen nacional, en otra prueba de buen hacer. No pude evitar el sentimiento de orgullo al ver a estas dos agrupaciones y al oír esta noticia, porque eso demuestra que no está todo perdido en materia cultural en Extremadura. Incluso en Mérida, que tiene problemas con su Conservatorio hoy, es de esperar que se superen, pues si hay un elemento de promoción económica importante (y no deslocalizable…) para esta ciudad, ese es la cultura, y la música es parte esencial de la misma. Animo, que de todas las crisis se sale cuando se conoce el camino.
Viva Extremadura en todas sus artes.

Hasta aquí la transcripción, pues mandé el texto a una revista gratuita (Siempre Cerca) que también atraviesa sus problemas para publicar dada la atonía general de un ciudad que más que dormir en su historia pareciera desfallecer... Ojalá que la saquemos adelante entre todos los que la queremos.