viernes, 11 de marzo de 2011

Sentado en una piedra en la vereda (Como Otis Redding...)

Sentado en una piedra en la vereda
(Sitting on a dock of the bay, traducción libérrima)

Tengo yo un amigo heterónimo, como todo quisqui que se precie de jugar con las palabras, que se llama Francisco Elchico (el pobre por no tener no tiene ni madre y con un apellido sólo se va defendiendo, además de ahorrarse más de un insulto de esos genuinamente carpetovetónicos que nos gastamos) que se dedica a usar una cierta gramática parda para mirar las cosas que pasan a su alrededor y luego hacer observaciones, por lo general cortas y algo socarronas, que a mí me vienen muy bien (como ahora mismo) para desarrollar algunos asuntos en formas más “académicas”.
Y el otro día me contó mi amigo una historia, un sucedido real dice él, que me dejó boquiabierto. Resulta que Francisco Elchico tiene vocación de pastor (como muchos otros y acaso con más credenciales) y estando ejerciendo como tal, sentado en una piedra al borde de una vereda (aquí convendría empezar a escuchar una canción bien chula: http://www.youtube.com/watch?v=UCmUhYSr-e4) cerca de uno de los innumerables montes de, pongamos, la Sierra de San Pedro (porque no he dicho que Francisco es de lo más trashumante, y tan pronto está en la Vera como en Amarillo, el tío) cuando apareció un ejecutivo moderno a lomos de un 16 (4x4, le llaman) que se detuvo a su lado y entabló conversación de esta guisa:
El del 16:- Buenas tardes, buen hombre.
Francisco:- Buenas tardes tenga Vd.
El del 16:- ¿Un cigarrito? Hay que ver que bonitos son estos montes.
Francisco:- Sí que lo son.
El del 16:- Pues ya ve, ando medio perdido por aquí y me estoy quedando sin gasolina. ¿”Pa” dónde queda una gasolinera? (Lo de “pa” era, claro, una concesión del del 16 para que se le entendiera mejor, usando un modismo de la lengua de la tierra...).
Francisco:- ¿Gasolina? Yo no gasto de eso. Con los mixtos me va bien.

Tras una breve pausa (valorativa) vuelve el del 16:
.- Bueno hombre, pues ya le digo que ando perdido por estos parajes... ¿Por dónde se va a la carretera?.
Francisco:- ¿Carretera? No sé y no me gusta, porque “enseguía” me desgracian una oveja. Yo por aquí, por las “vereas”, me manejo bien.

Otra breve pausa y algún resoplo después:
El del 16:- Dígame Vd., por lo menos, hacia dónde cae el pueblo más cercano, hombre... (Hay que decir aquí que el pobre del 16 no tenía GPS porque llegó tarde a la rebatiña de los créditos fáciles - le bajaron el rating, le dijo el director de su banco - y no le dieron crédito extra para un crucero de desagravio a su mujer por comprarse, él, un coche tan aparatoso, cómo sí se lo habían dado a su amigo Pololo, solo un mes antes, mecachis...)
Y le contestó el pastor: 
Francisco: - ¿Pueblo? Pues no sé cuál será el más próximo, por que sólo bajo cuando el Patrón y procuro estar lo menos posible, que hay mucho gamberro últimamente.

El del 16, algo quemado ya, espetó: - Amigo, pues si que sabe Vd. mucho, ¿eh?.
Y le contesto Francisco Elchico: - Yo no sé mucho, señor. Pero yo no estoy perdido.

Y se alejó silbando como Otis Redding. Y es que, definitivamente, este Francisco Elchico es un tío grande. A mí, por lo menos, me sirve de mucho.
Andrés Holgado Maestre
En Mérida (España) y Marzo, 2011.