martes, 31 de diciembre de 2013

Sistemas capitalistas y capitalistas en el sistema.


   El sistema capitalista de producción vino a desarrollarse en forma completa a lo largo de los dos últimos siglos, cuando la desaparición de los sistemas absolutistas y feudales en Europa (y América, en un proceso paralelo poco estudiado) supuso la emergencia del “trabajador libre”, libre para ofrecer su fuerza de trabajo a cambio de un salario, en vez de trabajar aherrojado por las regulaciones precapitalistas. Este paralelismo entre revoluciones sociales (la francesa, la norteamericana, incluso algo anterior, la inglesa, en la que ya se estableció la primacía del Parlamento sobre el Rey, hizo que el capitalismo, históricamente, supusiera un avance importante en la situación de libertad de los trabajadores devenidos “ciudadanos”.
  El caso americano es paradigmático de esa revolución y cualqueira que conozca mínimamente Estados Unidos entiende como el sistema político tiene preponderancia allí sobre el sistema económico, gracias a que hay un sustrato de libertad del cual surgió la propia nación, que reacciona con gran energía cuando algo o alguien intenta romper ese juego de libertades basándose en algún tipo de ventaja económica. La ley de la tierra está por encima de cualquier otra cosa. Por eso un General que llegó a Presidente pudo advertir a su pueblo que “el sistema industrial-militar es el mayor peligro para la democracia” o el sistema atacado por Nixon en sus bases éticas pudo desembarazarse de él. O mucho más recientemente, cuando un timador de altos vuelos, Madoff, viola las normas de veracidad en las que se basa el propio sistema financiero (pese a lo que puede parecer viendo otros países y sistemas) termina en la cárcel, y allí sigue, a la espera de la sustanciación de una estafa de no menos de 70.000 millones de US$, que está en la propia base del cenagal que estamos atravesando, y en un montaje en el que están implicados los financieros de medio mundo, bien como “perjudicados” o cómo cómplices. Del desenlace de este pleito puede depender mucho de lo que acontezca en el sistema capitalista mundial, de base especulativa, en el que ha derivado el sistema capitalista de producción clásico, que se basaba en la industrialización y la modernización de las estructuras productivas.
El capital es dios y el dinero su profeta.
@andresholgado
    Esa preponderancia de la “política” sobre la econmía que cabe observarse en cualquier sistema capitalista avanzado (y no digamos en los de “capitalismo de Estado” como cabe definir a ciertos países que NO están en la misma crisis que Occidente) no se observa en países periféricos al sistema capitalista, como lo es España por razones históricas que nos convierten en algo más próximo a los totalitarismos fascistoides que a las democracias burguesas. Aquí se da desde hace décadas una alianza de la gran burguesía periferica con los poderes financieros basados en el nepotismo y el privilegio, cuando no en los oligopolios bendecidos y los monopolios encubiertos, que han hecho del Estado un apéndice de esos poderes. La hegemonía en el sistema social español (dudosamente libre y/o capitalista) pertenece a “los capitalistas” y no a los representantes de la ciudadanía, que se han entregado siempre, desde las dictaduras hasta hoy mismo, a los designios de esas elites que se autogeneran y en las que tratan de integrarse esos “políticos” que parten de la convicción de que “el pueblo” es algo perfectamente maleable. Esa es la argamasa que permite esos trasvases entre financieros y políticos, en las que siempre nos toca perder a los mismos.
   Madoff, un estafador, en la cárcel de Nueva York. En España, un político metido a financiero y que es responsable último de que una importantísima entidad pasara en dos años de tener beneficios a perder 22.000 millones de Euros, es fichado por el banco “más solvente” del sistema español...
    De verdad, ¿alguien cree que el sistema capitalista de Estados Unidos, Francia o Alemania, tiene algo que ver con el Sistema Español controlado por ciertos capitalistas? Yo no lo creo. Y desvelar estas contradicciones propias y exclusivas de nuestro país nos ayudará a entender porque eso que llaman “crisis” es algo tan particular en España.

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