Dios aprieta pero no
ahoga, se decía, pero eso era antes de que Aristófanes se encargara
de desvelar que los Dioses tan utilizados por Eurípides en sus
tragedias didácticas no eran otra cosa que recursos literarios
legítimos para hacer que las tramas complicadas de la vida
adquirieran sentido y las gentes no se tiraran directamente del
Taigetos, y pensaran que había algún designio superior a ellos que
en última instancia les podría sacar de sus miserables vidas.
Entonces los dioses hasta eran útiles, con sus apremios y sus
perdones.
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Cumbre Mytikas, Olimpo de los dioses... |
Lo malo vino cuando los
literatos (Moises, Jesus-Evangelistas, Mahoma, Lutero; táchese lo
que no proceda) devinieron en guardianes de la fe y obligaron al
personal a cumplir escrupulosamente unas obligaciones en muchos casos
absurdas. Imaginad por un momento lo insoportable que sería que
tuviéramos que asistir todos, manu militari, cada semana a escuchar
las interminables historias de Homero y sus criaturas, una y otra
vez, hasta que nos aprendiéramos el nombre de la última ninfa...
Cada vez estoy más convencido de una cosa: Los politeísmos cayeron
en desgracia frente a las religiones monoteistas porque no había
dios que se aprendiera tantos nombres (de dioses) por su orden.
De modo que la cosa se
quedó, en esta parte del mundo que llamamos “Mediterráneo”, en
unas religiones algo adulteradas porque no dan el juego que exige la
desbordante imaginación de los hombres (aunque lo intentan): Un sólo
dios aunque sin consenso para las cosas de los cielos pero con un
consenso notable en lo relativo a “otro” dios, antiquísimo
también, para las cosas del mundo, que no es otro que mi tan
preciado Mammon (Habría que estudiar, amigos, si no tiene que ver
también con el Ammon que buscara Alejandro...), el dios del oro y de
las riquezas, al que todos los fervientes cofrades del monoteísmo
trino (no menciono a los tres dioses porque está mal visto) adoran
por igual. De ahí que se maten entre ellos.
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Mammon, dios de las riquezas. |
Dios aprieta pero no ahoga, decían antes. Ahora, los adoradores de Mammon, sobre todo
en esta parte de la Hispania que mejor conozco, adoradores como todos
los que ya están en nómina de las empresas de “utilidades”
(agua, gas, electricidad, carburantes) y los que están en lista de
espera, tipo Soria y sus déficit de tarifa (¡?) no tienen empacho
en ahogar por completo a los conciudadanos, usando agua,
electricidad, combustibles, atarjeas o saneamientos, para convertir
en negocios prósperos lo que debieran ser servicios públicos
esenciales para una vida mejor y más productiva. Ya se encargarían
los impuestos de llevarse la parte del Estado... Pero no. Quieren el
santo y la limosna, de modo que a falta de IVA, buenas son las
tarifas, para esquilmar a la población hasta asfixiarla. Han
convertido al ciudadano deseoso de ser legal en un bicho raro y medio
suicida: En España triunfa el latrocinio y la huida de la legalidad.
No será fácil pedirnos que volvamos, porque el Estado entero se ha
hecho servidor de esos ladrones. Están apretando y ahogando al
pueblo en un sindiós de arbitrios.
Yo ya he empezado a
remontarme a dioses anteriores a los de estos ganapanes que me están
queriendo imponer una religión, la del dinero, que no es la mía ni
la de nadie en su sano juicio que yo conozca. Claro, por eso no tengo
tantos amigos como quisiera...
Andrés Holgado Maestre. Agosto y Mérida, 2013
http://extremenian.blogspot.com
Andrés Holgado Maestre. Agosto y Mérida, 2013
http://extremenian.blogspot.com
Me temo que estás más que acertado y que en realidad el culto a Mammón es el único monoteismo y su verdad es auténtica verdad revelada que moviliza a millones de seguidores.
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