Manifiesto: Extremadura en el mundo
Un ave en peligro de extincion... |
Extremadura
requiere un partido propio que aglutine las voluntades de todos los
que quieren que esta tierra y sus gentes no se vean postergadas y
ninguneadas de forma permanente, como viene siendo durante siglos. La
insuficiencia de los partidos nacionales españoles para defender
nuestros intereses es palmaria (la defensa que esos partidos hagan de
los intereses generales de los españoles también podría
discutirse, pero no es aquí el sitio ni el momento...) de modo que
si queremos parar la decadencia galopante que sufrimos, camuflada con
mejoras tecnológicas más aparentes que reales y que nos afectan por
mera ósmosis y no por voluntad deliberada de los agentes políticos,
que viven y medran mirando solamente las complacencias de los
aparatos de “poder” estatales, debemos hacer algo en este
sentido.
No hay generación de ideas propias y Extremadura se dirige
hacia la desertización. La demografía extremeña, que se recupero
en número en los años después de los del “hambre”, de la
posguerra europea y tras firmarse los acuerdos con Estados Unidos y
entrar en los planes de estabilización, llegando a alcanzarse
1.600.000 personas, sufrió la mayor caída de su historia en los
sesenta para nutrir el “desarrollo” español y europeo de la
época. La democracia y la autonomía (relativas) de los 80 y hasta
hoy no han conseguido romper esa atonía y ese envejecimiento
poblacional que augura un futuro más que incierto.
La llamada
“crisis” del 2008 y sus secuelas de carroñeo del Estado por
parte de sus detentadores no ha hecho otra cosa que ensombrecer más
aún las posibilidades de supervivencia de la mayor parte de nuestra
población, sin recursos y sin energías para defender los logros de
las décadas de democracia y de convergencia relativa con Europa.
Estamos en peligro de desaparecer, incluso como entidad política
significativa, tal es la presión de los “reformadores”
centralistas.
Extremadura muere. Y por eso debe
concebirse y pelearse por una nación extremeña: lo que no es
otra cosa que decir una nación hispana. Extremadura somos la
base generatriz de la cultura hispana en América que nos hace
filiales con TODA la América, del norte del centro y del sur, que
aquí tiene sus orígenes. Ese papel debe ser reivindicado para que
sea reconocido por todos.
Que nos recuperen y
que nos reencontremos, por el futuro de todos, porque podemos ser
aplastados de no hacerlo por el poderío de otros colectivos
culturales. Esa batalla cultural por lo hispano puede y debe
desarrollarse en el mundo, con Extremadura y su historia como
elemento central y con nuestro territorio y nuestras instituciones
como ámbito central y preferente para todas las actividades que se
generen en materia cultural, académica o artística.
Más allá de
reivindicaciones absurdas sobre hazañas militares, es en los pueblos
y en la cultura común en la que se incardinaría esa regeneración
de Hispania y de lo hispano desde el foco radiante que mantuvo sus
elementos esenciales desde antes de Roma y pese a siglos de
dominación de culturas que no pudieron con la nuestra, primero, y
que expandió esa cultura, floreciendo en mil patrias por el mundo,
después. Esa Extremadura de pensamiento austero y potente es la que
aquí se defiende.
Viva Extremadura, una.
(Ahora, a ver cuantos cantazos recibe esta propuesta. El cainismo extremeño es proverbial, de modo que, suelto el mal, que siga su obra.)
Andrés Holgado Maestre, extremeño.