
Desde el Origen
Callejón innombrado de permanente umbría,
meridiano primero de la existencia mía.
Mercadillo de antiguo de nombres cambiantes.
Mañanas cristalinas, noches de fiesta y danza,
siestas de tardes densas, plomizas, olvidadas.
Fuentes en la Sierra, secarral en los llanos,
huertas olvidadas, olivares baldíos.
Iglesia omnipresente, ermitas misteriosas.
Percheles medievales; fuentes, en todas partes.
Y el Risco, dominando.
Aplastando a las casas con su mole,
abrigando a las gentes con su aliento,
refrescando las noches con sus brisas,
sirviendo de barrera al sol impío.
Tierra de límite. Frontera de Castilla.
Extremadura rota, que entrega todo a todos
y que nada recibe.
España ingrata. El mundo no percibe
cuánto debe a esta tierra, extrema, dura, rala.
Que hunde sus raíces en el suelo
para buscar la savia del mañana.
Y florecer, cuando menos se espere,
como una primavera de fecundas palabras.
Extremadura, una, florecida en mil patrias.
Andrés Holgado Maestre, en Sierra de Fuentes, a 21 de Agosto y de 1998.
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